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Mapeando Freetown desde el aire: cómo una ciudad y sus habitantes están produciendo sus propios conjuntos de datos de imágenes aéreas


El primer proyecto de mapeo con drones a nivel ciudad en Freetown redefinió la planificación urbana al poner a las comunidades en el centro: pilotando drones, generando datos y moldeando el futuro de su ciudad.

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Imagina que una ciudad no solo se mapea… sino que se mapea a sí misma. En Freetown, Sierra Leona, la alcaldesa y el concejo municipal han hecho de esto una realidad. Por primera vez en el mundo, toda la ciudad ha sido mapeada por residentes locales capacitados como pilotos, procesadores y gestores de datos, utilizando drones ligeros y económicos, junto con software de código abierto. Y aunque la tecnología es un habilitador fundamental en esta historia, lo que realmente demuestra es un cambio más profundo en la forma en que las autoridades pueden aprovechar imágenes aéreas comunitarias, de bajo costo y alta resolución, para sustentar iniciativas de desarrollo urbano.

Fue el Concejo Municipal de Freetown (FCC) quien vio el potencial de las imágenes aéreas comunitarias como infraestructura de datos necesaria para la ciudad, y aseguró financiamiento a través de una colaboración continua con GIZ (Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit), enfocada en mejorar el acceso para personas con discapacidad. Este compromiso institucional local y liderazgo demuestran lo que es posible cuando las ciudades consideran el desarrollo de su gente, conocimiento y datos como una inversión estratégica en infraestructura.

Desde inicios de 2024, el FCC ha estado trabajando con el Humanitarian OpenStreetMap Team (HOT) y el Centre of Dialogue on Human Settlement and Poverty Alleviation (CODOHSAPA / FEDURP) de la Red Slum Dwellers International (SDI), para mapear los barrios informales de Freetown —zonas típicamente excluidas de los sistemas tradicionales de datos— en detalle fino, utilizando drones y herramientas de mapeo abierto.

A medida que crecieron los desafíos urbanos relacionados con la resiliencia climática y la infraestructura inclusiva, también creció la ambición de la ciudad por desarrollar datos geoespaciales esenciales para tomar decisiones efectivas.

En lugar de subcontratar la recolección de datos, el FCC incorporó capacidades. Con el apoyo de HOT y GIZ, lograron lanzar una iniciativa de mapeo con drones a nivel ciudad —la primera de su tipo entregada completamente a través de un modelo abierto con pilotos comunitarios. De las treinta personas capacitadas inicialmente, 14 formaron la Tripulación de Mapeo Abierto con Drones de Freetown, incluyendo pilotos y procesadores del FCC, CODOHSAPA, OpenStreetMap Sierra Leona y residentes de asentamientos informales.

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Las y los participantes fueron remunerados por kilómetro cuadrado de imágenes voladas con éxito, utilizando herramientas de código abierto como OpenDroneMap y OpenAerialMap para generar y compartir imágenes con resolución de 5 cm, modelos 3D y modelos digitales de elevación. Su trabajo ahora permite a las autoridades municipales y actores clave analizar, planificar e implementar intervenciones estratégicas —desde la gestión de residuos sólidos a nivel ciudad y la regeneración del centro urbano, hasta la recaudación de impuestos prediales y la mejora del acceso para personas con discapacidad en asentamientos informales.

Lo más importante es que su rol no fue periférico. Este modelo redefine las dinámicas de poder en la producción de datos al posicionar a las comunidades como creadoras —no como sujetas— mediante la colaboración directa con su gobierno y el fortalecimiento de la experiencia local dentro de las instituciones. A diferencia de los modelos que dependen fuertemente de consultores externos, este enfoque promueve el desarrollo institucional a largo plazo, construye una capacidad local genuina y contribuye a la economía y potencial locales.

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Este modelo representa un cambio fundamental —del asistencialismo a la autonomía, y de proyectos de ayuda aislados a capacidades locales integradas y soberanía de datos. En lugar de depender de subvenciones de corto plazo para financiar servicios de creación de datos, Freetown firmó un contrato de servicio respaldado por financiamiento bilateral, reconociendo los datos geoespaciales como infraestructura pública vital. El resultado: ejecución más rápida, menor costo, total apropiación local y replicabilidad flexible.

En el centro de este enfoque hay una triada comunidad–municipio–socio técnico que redefine cómo se pueden concebir y ejecutar las iniciativas geoespaciales. En lugar de importar soluciones estándar, el proceso comienza con necesidades definidas localmente y conduce a resultados co-creados, específicos para el contexto. Las organizaciones técnicas como HOT no lideran desde fuera, sino que apoyan desde dentro —actuando como facilitadoras y habilitadoras que se alinean con las prioridades de la comunidad y el municipio, ya sea mediante financiamiento directo o a través de apoyo bilateral colaborativo.

Y lo más importante: no se subcontrató a consultores externos ajenos al contexto local —un enfoque que a menudo resulta más caro y carente de responsabilidad social. En cambio, un equipo local de 28 personas —incluidos 10 operadores de drones de comunidades informales, 3 miembros del personal municipal y personas de organizaciones locales— fue capacitado, equipado y remunerado para volar drones, procesar imágenes y producir productos geoespaciales abiertos y accesibles usando herramientas libres.

Y la demanda está creciendo. Freetown ha demostrado que las imágenes hiperlocales con drones, con resolución de 5 cm y producidas por personas capacitadas de la comunidad, superan con creces a las alternativas comerciales: tienen una resolución mucho mayor que las imágenes satelitales de precio similar (que ofrecen, en el mejor de los casos, 30 cm), y son de 3 a 10 veces más baratas que las imágenes capturadas por aeronaves pilotadas o drones comerciales tradicionales. Estos conjuntos de datos detallados capturan todo, desde accesos a techos hasta densidad vegetal, lo que permite obtener información accionable para la planificación a nivel calle, prestación de servicios, planificación habitacional y adaptación climática —ofreciendo datos 36 veces más detallados, mucho más asequibles y listos para ser usados de inmediato en planificación urbana inclusiva, infraestructura y resiliencia climática.

El éxito de Freetown demuestra claramente cómo las ciudades pueden generar los datos de imágenes que necesitan mediante un modelo abierto y cooperativo, donde las y los miembros de la comunidad son participantes activos en el ecosistema de datos de su ciudad. Como pilotos y gestores de datos, no solo recogen información para apoyar la planificación y resiliencia urbana —también adquieren habilidades, generan ingresos y usan su experiencia para mejorar herramientas y procesos para otras personas.

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Freetown está poniendo los datos a trabajar. La ciudad ha comprobado el poder de contar con datos generados por la comunidad de manera oportuna, los cuales ahora están siendo utilizados para priorizar y abordar desafíos urbanos clave —desde la optimización de la recolección de residuos, la restauración de manglares, el diseño de espacios públicos inclusivos hasta la reimaginación del centro histórico. Esto marca un cambio profundo: la ciudad ya no necesita depender de conjuntos de datos externos. Ahora genera los suyos, siguiendo un modelo inclusivo, sostenible y liderado localmente —y, lo que es clave, un modelo de bajo costo, confiable y fácil de replicar o escalar con el tiempo.

La tripulación de mapeo abierto con drones de Freetown está lista. Capacitada, equipada e integrada en sus comunidades, ahora cuenta con las herramientas y habilidades para responder a futuras necesidades —desde la planificación de resiliencia hasta la infraestructura urbana y el monitoreo ambiental. Este modelo no solo es escalable, adaptable y asequible —también es replicable en ciudades que enfrentan brechas similares de datos y desafíos de planificación en el Sur Global.

En última instancia, esta no es solo una historia sobre datos. Es una historia sobre confianza, capacidades y apropiación compartida. Sobre lo que se vuelve posible cuando las ciudades invierten no solo en tecnología, sino en su gente.

Este es un llamado a alcaldes, ministras y aliados multilaterales: No mapeen para las comunidades. Mapeen con ellas. El futuro de las ciudades inclusivas y resilientes se construye desde el territorio.



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